28 de octubre de 2015

Hombres Estrella, Hombres Planeta

La inmensa mayoría de los hombres, nos hemos acostumbrado a reconocer nuestra luz, a través de la luz que emiten los demás en nuestra tierra. Más aún, en el pálido reflejo que las mujeres nos devuelven.  Como si las mujeres pudieran, girando en nuestra órbita, darnos contenido, estatura, fuerza. Así buscamos al otro, pensando que ese reflejo, es nuestra luz, confundiendo el primero, con la segunda. Tejemos nuestra órbita de relaciones en torno a nosotros y le pedimos a esa galaxia de satélites y estrellas, que por favor nos dejen ver algún destello de lo que somos. Y así convivimos unos en las órbitas de los otros, para creernos todos con algo de luz.

Así es, hasta que de pronto, un hombre se levanta y se expone, se muestra, pide, da la cara, deja de ocultarse en las sombras ajenas y sin más empieza a caminar de otra manera, simplemente ... Se empieza a levantar, despacio, sin prisa, sin alardes, sin pretender ser lo que no es, solo mostrando lo poco que se sabe, en lugar de pedir ... ofrece; en lugar de buscar, ... encuentra; en lugar de planificar, ... explora sus rincones a través del otro; no exige que le devuelvan su imagen, no le vale, ya no se la cree, ... porque sabe que eso es un reflejo.

La paradoja, es que cuando dejo de esconderme, como la luna, cuando me muestro, el reflejo que obtengo, es el eco de lo que genero, no de lo que espero. Cuando dejo de preservar y arriesgo el tipo, en la crítica, el rechazo, lo auténtico aflora con tanta fuerza que deja de ser relevante si vienen o si se van. Por afinidad viene lo que tiene que venir y parte lo que así corresponde.

Cuanto más me muestro, el destello interno que genero, es mi luz en los demás y viceversa. Pasa de ser un reflejo, para ser un destello interno. No importa lo que vuelve, importa lo que es auténtico que parte de mi. Y así me veo mejor, o mejor dicho, me empiezo a ver, porque ilumino más espacio interior.

Todos somos planetas, todos somos estrellas, lo que me fascina, es poder comprobar que este planeta está dejando de serlo y empieza a ser estrella, que genera su propia luz.

Y porque digo que siento mi propia luz hoy ?

Porque el resultado esta dejando de ser la prioridad, porque me siento fundido en un enjambre de relaciones, porque me vienen respuestas de personas que reaccionan a mi luz, porque se me acerca nueva luz, porque acepto bien la pérdida, porque siento que el paso del tiempo no me paraliza y me exige abrirme, y en esa apertura me muestro y me veo, porque resuena algo esencial dentro de mi, que me dice por ahí, por ahí esta el siguiente paso, ya has aceptado que las cosas no son como tu quieres y te has levantado, muéstrate al resto y que venga lo que sea.

Pero sobre todo es porque cuando me expongo, estoy lidiando con mis miedos y estos son lo mas esencial que me pertenece, la puerta que al atravesarla encuentra mi luz.



Dedicado a aquella mujer que un día me privo de su luz, para que encontrara la mía.



Valencia, 11 de septiembre de 2.015

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