6 de septiembre de 2009

Culpar debilita

Culpar, es delegar la responsabilidad de mi libertad. Mientras culpo, no actúo, sólo demando y señalo cómo es mi mapa, pero no ejerzo mi poder, ni delimito lo que sí que puedo hacer y no hago.

Culpar es eludir qué parte pongo yo en que sea así la experiencia, es negar la totalidad y quedarme con la parte, es trocear la situación en fracciones que me justifican, sin darme cuenta de que en ello, alimento mi condena, pues me deja inocente (no sé, ni quiero saber, qué hago para que esto me pase).


Culpar nos desgasta, pues nos deja impotentes, alimenta la creencia de que no lo merecemos y coloca todo el poder en el otro. No resuelve, alimenta el conflicto y lo más triste, separa y nos deja solos.

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