6 de septiembre de 2009

Medias verdades

Hace más daño, una media verdad que una mentira despiadada. La primera tiene vida propia, pues alcanza más allá de la comprensión de su falsedad, ya que abriga una parte de verdad, que es la semilla de la confusión, la raíz de la tela de araña con que envuelve la mentira, con la finalidad de que no se pueda deshacer el hechizo nunca. La segunda tiene vida, mientras se mantiene oculta. Una vez encontrada, es posible combatirla y acabar con ella.


Uno de los males que nos impiden ver el camino, no pocas veces, es quedarnos con medias verdades, que pasamos por ciertas, absolutas y universales. Despejar el camino, entonces se convierte en una labor de desescombro, para poder volver a otorgar un nuevo significado a nuestra experiencia.

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