El drama del buscador es que antes o después, toma conciencia de que el problema es el mismo buscar y atrapado ahí como en una red, solo sabe agonizar, en una sucesión de juegos de palabras que le calman temporalmente, pero que a partir de cierta comprensión, solo le sirven para subrayar la falta de sentido del mismo buscar pensando.
Entonces sencillamente, por agotamiento, va dejando de jugar con las palabras y empieza a encontrar cierta calma en la ausencia de las mismas ... y pronto empieza a experimentar que más allá del orden impuesto de las palabras ... existe el orden de lo que ES y que no precisa tantas líneas, ni explicaciones, ni fronteras para que tenga su sentido.
Valencia, 11 de diciembre 2.011 (4)
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