7 de enero de 2012

... el juego no hace al niño ...

CONSCIENCIA y contenido de la misma, son caras de la misma moneda. Todo depende desde dónde miremos. Desde el contenido que emerge en nuestra mente, hacemos UNA totalidad, pues este contenido abarca todo lo que percibimos y no podemos contemplar algo que no está en el ámbito de la mente, cuando estamos en los procesos de la mente.



La CONSCIENCIA se expresa de ese modo y el contenido no es la totalidad, pero al mismo tiempo es la TOTALIDAD que se está expresando de ese modo. De manera que ambos son uno.





Caemos en el error de pensar que la expresión del contenido de la CONSCIENCIA es la totalidad de la CONSCIENCIA, porque en realidad es la CONSCIENCIA expresándose al alcance de la mente, que es con lo que medimos. El contenido sea el que sea, abarca todo lo percibido. Es por tanto muy fácil caer en que ese contenido es absoluto y no hay nada más allá, pues incluso el ámbito de lo desconocido, sólo se puede considerar desde algún espacio concedido al alcance de la mente, más allá no hay duda, no hay espacio para nada más.





Lo que sucede es que eso es parte, aunque en su propia expresión, sea total, al no quedar fuera de la consciencia resquicio de duda. Lo hacemos CONSCIENCIA, cuando es solo contenido de CONSCIENCIA. El hombre se pierde ahí, al sentir que eso que es el contenido de la CONSCIENCIA es lo que le pertenece, pues es el contenido que guarda su mente y por tanto lo que considera diferente y propio.





Sería como si por el juego, buscamos convertirnos en NIÑO. Se puede ver fácilmente que el NIÑO lo es, a pesar del juego, del contenido y de lo que haga o busque, el niño es NIÑO, sin más. Si un niño pretendiera encontrar su esencia en el juego, se perdería, pero en cierta manera es el juego lo que le permite expresarse como niño. Es como hacer el camino al revés. El NIÑO ES NIÑO a pesar del contenido que contenga, no puede convertirse en niño, a través del juego, porque el ya es NIÑO y más aún no puede dejar de serlo, porque no juegue.





Pretender ser hombre, a través de roles de adulto, no es más que una variante del buscador que se busca a sí mismo, a través de la manifestación y no se da cuenta de que no precisa manifestación alguna para ser lo que ES. Lo único que cambiaría sería la expresión de lo que manifiesta, el contenido de lo que expresa, pero la valoración de soy o no soy, deja de tener sentido.





Uno ES al margen del contenido y es este contenido el que da forma a lo que somos, pero no tenemos que comparar para ratificar. Somos y eso es TODO.








Madrid, 7 de enero de 2.012

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