19 de febrero de 2011

Pequeños detalles, grandes cambios







Cuidar lo pequeño, señala las actitudes con que miramos, con que sentimos, con que queremos estar en el mundo; lo menor es la semilla de nuestro mañana. Supone abandonar el victimismo de ser consecuencia de las circunstancias y sumergirnos en la vida, tomando partido, arriesgando, desde los pequeños detalles alcanzables de cada día.


A menudo, estos pequeños detalles parecen irrelevantes, frente a la magnitud de los cambios que queremos afrontar, se nos muestran tan insignificantes, que los llegamos a despreciar y caen en el olvido.



La gran diferencia, está en quien es capaz de aventurarse a experimentar lo pequeño, sin ánimo de acabar con sus problemas, sin intención de eliminarlos, sino con la idea de participar y observar como se despliega la vida con su aportación.



Desde la convicción de quien está aportando lo mejor de sí mismo en todo momento, uno puede experimentar la sensación impagable de darle sentido a su vida.




Aportar y dar lo mejor, por pequeño que sea, nos allana el camino de poder ganar confianza en nosotros. Nos devuelve la dignidad perdida frente a lo que se nos hace insalvable. Nos aporta el soporte de tener algo cierto sobre lo que edificar. Nos da la confianza de poder contrastar y no suponer que se siente, cuando uno hace lo que cree. Nos facilita los sucesivos pasos, que aunque inciertos, inmensos e inalcanzables, se nos asoman lentamente a cada paso conquistado. Nos aleja del derrotismo. Nos da fortaleza para tener una referencia con que luchar. Nos da experiencia. Nos enriquece al poder confrontar con la vida, como son los demás cuando somos de manera diferente.



Nos da esperanza, pues por pequeño que sea el movimiento, este ya está apuntando a un futuro diferente. Nos aleja del bloqueo, porque en la medida en que apuesto por un movimiento diferente, evito el atasco. Nos da libertad, pues nos deja el sabor, de que siempre y en todo momento podemos movernos con otra melodía. Nos da felicidad, pues nos regala un manto sobre el que nos vamos haciendo grandes. Nos hace crecer, pues del movimiento propio emerge el ajeno y le sucede el nosotros en cambio, que nos transforma. Nos cambia las preguntas porque ya no estamos en el mismo punto y nos señala respuestas alternativas, pues descubrimos nuevos recursos.




Como la famosa gota de agua que colma el vaso, un detalle, tras otro, alcanza un día a desbordar ... eso que parecía insalvable y nos abre a nuevas dimensiones.

2 comentarios:

Cris. dijo...

Me encanto el relato :)

Jose dijo...

Cris, siempre que alguien se toma la molestia de expresarse en este espacio, es una alegría, porque nunca sabes donde llega. Gracias.