13 de septiembre de 2015

Lo efímero

Valencia, 13 de septiembre de 2.015

Hay una toma de conciencia, que sucede de pronto, como un encuentro fortuito al doblar una esquina, con lo efímero. De repente y sin previo aviso, sabes profundamente, de manera incuestionable, que nada, absolutamente nada, viene para quedarse. Es un instante abrumador, porque de pronto la vida te arroja sin piedad, a que nada, absolutamente nada, permanece. Y esa comprensión, aunque sea fugaz, te deja huérfano de las seguridades donde habías cimentado el futuro. 

Esto, que no es nuevo, no creo que sea fácil de alcanzar. Y digo esto, porque a menudo, tomamos conciencia de que todo pasa, cuando miramos hacia atrás y vemos lo que partió. Esa mirada, no es la que señaló aquí. La mirada que se sobrecoge, no es por lo que partió, sino por el instante que se esta yendo, este presente que no se repetira jamás. Poder estar viendo a alguien y sentir profundamente que esta de paso, es sobrecogedor. Me quedo sin nada donde apoyar mi futuro, que no sea instalarme en exprimir el instante, con la mayor consciencia posible de todos los matices que pueda. Y no para recordar, cuando parta, sino para que su paso en mi haya dejado su huella, con la que me voy construyendo.

La conciencia de lo efímero, puede derivar en amargura, si me quedo con que nada se queda, si preciso la seguridad, que la vida no me puede dar, o por contra me puede llevar a la apertura, donde todo es posible y la confianza. De momento no conozco mayor apertura, ni rasgo de confianza.

No hay comentarios: